Los condensados extraídos de las instalaciones de aire comprimido son altamente contaminantes y por lo tanto su gestión conlleva los riesgos asociados a ello. La mayor parte de los condensados son agua y esto hace que se pueda evitar su gestión como residuo realizando un tratamiento que garantice los niveles de pureza estipulados para su evacuación a la red.
La presencia de aceite y agua en el aire comprimido es el principal problema al que se tienen que enfrentar diversas industrias como la de la alimentación, industria de gases, automoción, la cosmética, electrónica, farmacéutica, bebidas… para evitar las consecuencias negativas que se producen cuando entran en contacto con el producto que están elaborando.
Una de las maneras de secar el aire comprimido es la de expandirlo. Para poder hacer que este método funcione, debemos de instalar un filtro anterior al regulador. A mayor presión del aire hacia arriba del regulador, habrá agua en grandes cantidades atrapada en el flujo de aire.
Otra manera es la refrigeración del aire mediante la utilización de un secador de aire refrigerado. Si disminuimos la temperatura del aire, el contenido máximo de vapor de agua más fría será menor y se formará condensación.
La adsorción es el tercer método para obtener aire comprimido más seco. Obteniendo un punto de rocío a muy baja presión eliminamos los condensados.